Los constructores de estatuas (Rapa Nui) - Poema de Pablo Neruda

El poema "Los constructores de estatuas (Rapa Nui)" fue escrito por Pablo Neruda, uno de los poetas más influyentes del siglo XX, en el contexto de su visita a la Isla de Pascua, también conocida como Rapa Nui, en 1946. La Isla de Pascua es famosa por sus enormes estatuas de piedra, los moáis, que fueron esculpidos por los antiguos habitantes de la isla y siguen siendo un misterio arqueológico y cultural hasta el día de hoy.

El tema central del poema es la admiración y el asombro de Neruda por la habilidad y dedicación de los constructores de estatuas de Rapa Nui, así como la conexión entre el hombre y la naturaleza que se refleja en estas imponentes creaciones. A través de sus versos, Neruda nos invita a reflexionar sobre la capacidad humana para crear belleza y trascendencia, incluso en medio de la adversidad y el misterio.

Los constructores de estatuas (Rapa Nui)

Yo soy el constructor de las estatuas. No tengo
nombre.
No tengo rostro. El mío se desvió hasta correr
sobre la zarza y subir impregnando las piedras.
Ellas tienen mi rostro petrificado, la grave
soledad de mi patria, la piel de Oceanía.

Nada quieren decir, nada quisieron
sino nacer con todo su volumen de arena,
subsistir destinadas al tiempo silencioso.

Tú me preguntarás si la estatua en que tantas
uñas y manos, brazos oscuros fui gastando,
te reserva una sílaba del cráter, un aroma
antiguo, preservado por un signo de lava?

No es así, las estatuas son lo que fuimos, somos
nosotros, nuestra frente que miraba las olas,
nuestra materia a veces interrumpida, a veces
continuada en la piedra semejante a nosotros.

Otros fueron los dioses pequeños y malignos,
peces, pájaros que entretuvieron la mañana,
escondiendo las hachas, rompiendo la estatura
de los más altos rostros que concibió la piedra.

Guarden los dioses el conflicto, si lo quieren,
de la cosecha postergada, y alimenten
el azúcar azul de la flor en el baile.

Suban ellos y bajen la llave de la harina:
empapen ellos todas las sábanas nupciales
con el polen mojado que imperceptible danza
adentro de la roja primavera del hombre,
pero hasta estas paredes, a este cráter, no vengas
sino tú, pequeñito, mortal, picapedrero.

Se van a consumir esta carne y la otra,
la flor perecerá tal vez, sin armadura,
cuando estéril aurora, polvo reseco, un día
venga la muerte al cinto de la isla orgullosa,
y tú, estatua, hija del hombre, quedarás
mirando con los ojos vacíos que subieron
desde una mano y otra de inmortales ausentes.

Arañarás la tierra hasta que nazca
la firmeza, hasta que caiga la sombra en la estructura
como sobre una abeja colosal que devora
su propia miel perdida en el tiempo infinito.

Tus manos tocarán la piedra hasta labrarla
dándole la energía solitaria que pueda
subsistir, sin gastarse los nombres que no
existen,
y así desde una vida a una muerte, amarrados
en el tiempo como una sola mano que ondula,
elevamos la torre calcinada que duerme.

La estatua que creció sobre nuestra estatura.

Miradlas hoy, tocad esta materia, estos labios
tienen el mismo idioma silencioso que duerme
en nuestra muerte, y esta cicatriz arenosa,
que el mar y el tiempo como lobos han lamido,
eran parte de un rostro que no fue derribado,
punto de un ser, racimo que derrotó cenizas.

Así nacieron, fueron vidas que labraron
su propia celda dura, su panal en la piedra.
Y esta mirada tiene más arena que el tiempo.
Más silencio que toda la muerte en su colmena.

Fueron la miel de un grave designio que
habitaba
la luz deslumbradora que hoy resbala en la
piedra.

Este poema sigue siendo relevante para los lectores contemporáneos porque nos recuerda la importancia de la creatividad, la perseverancia y la conexión con nuestro entorno natural. Nos invita a apreciar la belleza y la majestuosidad de las creaciones humanas, así como a reflexionar sobre nuestro lugar en el mundo y nuestra relación con la historia y la cultura.

En resumen, "Los constructores de estatuas (Rapa Nui)" de Pablo Neruda representa la admiración del poeta por la capacidad humana de crear belleza y trascendencia, así como la conexión entre el hombre y la naturaleza que se refleja en las imponentes estatuas de Rapa Nui. A través de este poema, Neruda nos invita a reflexionar sobre temas universales como la creatividad, la perseverancia y la relación entre la humanidad y su entorno natural.

Para más poemas de Pablo Neruda, puedes visitar el sitio web oficial en pabloneruda.com.

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