Oda al átomo - Poema de Pablo Neruda

En su poema "Oda al átomo", Pablo Neruda nos sumerge en un fascinante viaje a través de la ciencia y la poesía. Escrito en 1964, en plena era de avances científicos y tecnológicos, Neruda se inspira en el descubrimiento del átomo para reflexionar sobre la naturaleza de la existencia, la unidad en la diversidad y la interconexión de todas las cosas en el universo.

El tema central de "Oda al átomo" es la exploración de la minúscula pero poderosa unidad básica que compone todo lo que conocemos. A través de metáforas y símiles, Neruda nos invita a contemplar la grandeza contenida en lo infinitesimal, a reconocer la presencia de lo universal en lo particular, y a reflexionar sobre nuestra propia existencia en relación con el cosmos.

Oda al átomo

Pequeñísima
estrella,
parecías
para siempre
enterrada
en el metal: oculto,
tu diabólico
fuego.
Un día
golpearon
en la puerta
minúscula:
era el hombre.
Con una
descarga
te desencadenaron,
viste el mundo,
saliste
por el día,
recorriste
ciudades,
tu gran fulgor llegaba
a iluminar las vidas,
eras
una fruta terrible,
de eléctrica hermosura,
venías
a apresurar las llamas
del estío,
y entonces
llegó
armado
con anteojos de tigre
y armadura,
con camisa cuadrada,
sulfúricos bigotes,
cola de puerco espín,
llegó el guerrero
y te sedujo:
duerme,
te dijo,
enróllate,
átomo, te pareces
a un dios griego,
a una primaveral
modista de París,
acuéstate
en mi uña,
entra en esta cajita,
y entonces
el guerrero
te guardó en su chaleco
como si fueras sólo
píldora
norteamericana,
y viajó por el mundo
dejándote caer
en Hiroshima.

Despertamos.

La aurora
se había consumido.
Todos los pájaros
cayeron calcinados.
Un olor
de ataúd,
gas de las tumbas,
tronó por los espacios.
Subió horrenda
la forma del castigo
sobrehumano,
hongo sangriento, cúpula,
humareda,
espada
del infierno.
Subió quemante el aire
y se esparció la muerte
en ondas paralelas,
alcanzando
a la madre dormida
con su niño,
al pescador del río
y a los peces,
a la panadería
y a los panes,
al ingeniero
y a sus edificios,
todo
fue polvo
que mordía,
aire
asesino.

La ciudad
desmoronó sus últimos alvéolos,
cayó, cayó de pronto,
derribada,
podrida,
los hombres
fueron súbitos leprosos,
tomaban
la mano de sus hijos
y la pequeña mano
se quedaba en sus manos.
Así, de tu refugio
del secreto
manto de piedra
en que el fuego dormía
te sacaron,
chispa enceguecedora,
luz rabiosa,
a destruir vidas,
a perseguir lejanas existencias,
bajo el mar,
en el aire,
en las arenas,
en el último
recodo de los puertos,
a borrar
las semillas,
a asesinar los gérmenes,
a impedir la corola,
te destinaron, átomo,
a dejar arrasadas
las naciones,
a convertir el amor en negra póstula,
a quemar amontonados corazones
y aniquilar la sangre.

Oh chispa loca,
vuelve
a tu mortaja,
entiérrate
en tus manos minerales,
vuelve a ser piedra ciega,
desoye a los bandidos,
colabora
tú, con la vida, con la agricultura,
suplanta los motores,
eleva la energía,
fecunda los planetas.
Ya no tienes
secreto,
camina
entre los hombres
sin máscara
terrible,
apresurando el paso
y extendiendo
los pasos de los frutos,
separando
montañas,
enderezando ríos,
fecundando,
átomo,
desbordada
copa
cósmica,
vuelve
a la paz del racimo,
a la velocidad de la alegría,
vuelve al recinto
de la naturaleza,
ponte a nuestro servicio,
y en vez de las cenizas
mortales
de tu máscara,
en vez de los infiernos desatados
de tu cólera,
en vez de la amenaza
de tu terrible claridad, entréganos
tu sobrecogedora
rebeldía
para los cereales,
tu magnetismo desencadenado
para fundar la paz entre los hombres,
y así no será infierno
tu luz deslumbradora,
sino felicidad,
matutina esperanza,
contribución terrestre.

A pesar de haber sido escrito hace décadas, "Oda al átomo" sigue siendo relevante para los lectores contemporáneos, ya que nos recuerda la importancia de la humildad ante la inmensidad del universo, la interconexión de todas las formas de vida y la belleza que se encuentra en lo más simple y fundamental.

En términos sencillos, "Oda al átomo" nos invita a maravillarnos ante la complejidad y la simplicidad de la existencia, a reconocer nuestra propia pequeñez en comparación con la vastedad del cosmos, y a celebrar la unidad que subyace en la diversidad.

Este poema de Pablo Neruda toca temas universales como la conexión entre lo microscópico y lo macrocósmico, la unidad en la diversidad y la belleza de lo cotidiano. A través de su poesía, Neruda nos invita a reflexionar sobre nuestra propia relación con el mundo que nos rodea y a encontrar significado en la interconexión de todas las cosas en el universo.

Para más poemas de Pablo Neruda, puedes visitar el sitio web oficial en pabloneruda.com. ¡Sumérgete en la poesía de uno de los grandes maestros de la literatura universal!

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